El pintor José Campeche, considerado el mejor retratista hispanoamericano de su tiempo, es hijo de un esclavo liberto y una mujer oriunda de las Islas Canarias. Campeche se formó bajo el amparo del taller familiar. Su sensibilidad por el detalle y la fisonomía, y su tendencia al estilo rococó le convierten en un pintor cuya obra era solicitada por la provincia de Caracas, La Habana y posiblemente en La Española.
Sin maestro formal, y sin salir nunca de la Isla, el joven artista conoce al pintor Luis Paret y Alcázar (1746-1799), quien había llegado a Puerto Rico desterrado por el rey Carlos III, donde le esperaba sin saberlo, el joven pintor sanjuanero. Hasta ese momento (1776) la pintura de Campeche manifestaba un carácter lineal que impartía cierta dureza a su obra. Con la lección de Paret, la pintura de Campeche habría de tomar un nuevo rumbo que se muestra en el colorido que evoca la influencia de las tonalidades azules y rosáceas propias del rococó.
No obstante, la pintura religiosa sería la que en mayor número produciría. Los modelos para las pinturas religiosas habían sido, particularmente, los grabados manieristas estudiados en los libros que atesoraba en su biblioteca.
Por otra parte, el retrato será el género mejor logrado por Campeche. De carácter anecdótico e histórico y con gran atención al detalle.
Es precisamente en los retratos que el pintor comienza a introducir referencias y elementos propios del paisaje puertorriqueño. Ejemplo de ello lo podemos observar en el paisaje de la ciudad de San Juan representado en la pintura del Gobernador Ustáriz; en Las hijas del Gobernador D. Ramón de Castro (1797), en la que una de las niñas sostiene una maraca de higüera y en el piso hay una piña y, en el retrato del Gobernador D. Ramón de Castro (1800), con la vista panorámica del Condado y Puerta de Tierra. Campeche falleció en 1809, luego de haber dejado un legado de entre 400 y 500 obras.
Referencias: Museo de Arte de Puerto / Enciclopedia de Puerto Rico